Un juez en Miami acaba de otorgar otra "compensación" de !mil millones de USD! a un individuo que olímpicamente responsabilizó al gobierno cubano del suicidio, en 1959, de su padre, un acaudalado negociante que no pudo resistir el hecho de que la Revolución redistribuyera las riquezas, lo que significó dejar de recibir 15 millones de dólares anuales, o renunciar a algunas de sus propiedades, entre ellas , una mansión familiar frente al mar, una casa en Varadero y otra en Baracoa, edificios de apartamentos de alquiler en Miramar y La Habana, una finca, etcétera.
Los jueces plumas-alegres del Sur de la Florida no lo piensan dos veces a la hora de aprobar estas "indemnizaciones" y al final de los shows montados entre abrazos, besos y lagrimones, hacen votos emocionados por la ¿justicia?, o sea, el cobro de la suma que podrán presuntamente tomar de los activos cubanos congelados en bancos de Estados Unidos, por obra y gracia del bloqueo.
Pero sucede que la mayor parte de los activos cubanos identificados por el Departamento del Tesoro ya se han usado para pagar otras "compensaciones" , por lo que ahora sólo podrán pedir los $300 millones que quedan en esa cuenta.
De manera que estas tragicomedias muchas veces han tenido su happy end para los familiares de terroristas, siquitrillados y rabiosos "luchadores" anticubanos, y a pesar de que una vida valiosa no tiene precio, uno no puede dejar de preguntarse con indignación: Y QUIÉN PAGA NUESTROS MÁS DE 3 MIL MUERTOS POR ACCIONES CONTRA CUBA Y LOS CUBANOS?
De eso no hablan los libelos miamenses ni la gran prensa internacional. Tampoco de los miles de mutilados, del luto de familias enteras, de los miles de millones que en daños materiales nos ha ocasionado el bloqueo yanqui...
Obviamente para ese reconocimiento hay que tener una hoja de servicios tan "interesante" como Villoldo, el hijo del suicidado al que acaban de concederle mil millones en Miami: tras el triunfo revolucionario corrió a Miami, se sumó a la Brigada mercenaria 2506 y participó en la invasión de Playa Girón, fue nombrado oficial del Ejército de Estados Unidos por el presidente John F. Kennedy y posteriormente se convritió en agente de la CIA.
Sin embargo, su mejor carta de presentación es haber estado al frente de una escuadra que contribuyó a localizar a la guerrilla del Che, estuvo vinculado con su asesinato y ha dicho que fue uno de los que estuvo presente cuando fue enterrado, vanagloriándose de sus hazañas, lleno de odio y rencor.
Mas, ahora está satisfecho y tranquilo: 1,000 millones curan cualquier desgarradura. Pensándolo bien, no fue en vano el suicidio de papá Villoldo.
domingo, mayo 31, 2009
¿Y quién paga nuestros muertos?
Publicado por Edda Diz Garcés, periodista en 2:12 p. m.
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