Mientras la Feria del Libro recorría nuestro país de un extremo a otro
y cientos de médicos cubanos salvaban vidas en Haití, se venía gestando
una nueva campaña contra Cuba. Un delincuente común, con un historial
probado de violencia, devenido "prisionero político", se declaró en huelga de
hambre para que le fueran instalados teléfono, cocina y televisión en
su celda. Alentado por personas sin escrúpulos y a pesar de cuanto se hizo
para prolongarle la vida, Orlando Zapata Tamayo falleció y ha sido
convertido en un lamentable símbolo de la maquinaria anticubana. El 11
de marzo, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que "condena
enérgicamente la muerte evitable y cruel del disidente preso político
Orlando Zapata Tamayo" y en una intromisión ofensiva en nuestros asuntos
internos "insta a las instituciones europeas a que den apoyo
incondicional y alienten sin reservas el inicio de un proceso pacífico de transición
política hacia una democracia pluripartidista en Cuba".
Con el título "Orlando Zapata Tamayo: Yo acuso al gobierno cubano",
está circulando un llamamiento para recoger firmas contra Cuba. La
declaración asegura que este recluso fue "injustamente encarcelado y brutalmente
torturado" y que murió "denunciando estos crímenes y la falta de
derechos y democracia de su país". Al propio tiempo, miente sin pudor alguno
sobre una supuesta práctica de nuestro gobierno de "eliminar físicamente a
sus críticos y opositores pacíficos". El 15 de marzo, un periódico
español mostraba en primera plana el rostro de Zapata Tamayo, ya difunto, en el
ataúd, al tiempo que anunciaba la adhesión al llamamiento de algunos
intelectuales que mezclaban sus firmas a las de viejos y nuevos
profesionales de la contrarrevolución interna y externa.
Los escritores y artistas cubanos estamos conscientes del modo en que se
articulan con cualquier pretexto las corporaciones mediáticas y los
intereses hegemónicos y de la reacción internacional para dañar
nuestra imagen. Sabemos con cuánto ensañamiento y morbo se tergiversa nuestra
realidad y cómo se miente a diario sobre Cuba. Sabemos también qué
precio pagan quienes han intentado expresarse desde la cultura con matices
propios.
En la historia de la Revolución jamás se ha torturado a un prisionero.
No ha habido un solo desaparecido. No ha habido una sola ejecución
extrajudicial. Hemos fundado una democracia propia, imperfecta, sí, pero
mucho más participativa y legítima que la que nos pretenden imponer. No
tienen moral los que han orquestado esta campaña para darnos lecciones
de derechos humanos.
Es imprescindible detener esta nueva agresión contra un país bloqueado
y acosado sin piedad. Apelamos para ello a la conciencia de todos los
intelectuales y artistas que no alberguen intereses espurios en torno al
futuro de una Revolución que ha sido, es y será un modelo de humanismo
y solidaridad.
Secretariado de la UNEAC
Dirección Nacional de la Asociación de jóvenes artistas y escritores (Asociación Hermanos Saíz)
16-03-2010
jueves, marzo 18, 2010
Pronunciamiento de la UNEAC y de la AHS: A los intelectuales y artistas del mundo
Publicado por Edda Diz Garcés, periodista en 8:18 a. m.
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