miércoles, agosto 15, 2007

Cuba es ejemplo de respeto a la dignidad humana

No conocen a Cuba quienes le piden -e incluso "exigen"- un “trato digno” a boxeadores desertores. Ese es un principio no sólo recogido en la Constitución de la República, sino sobre el cual se basa esta Revolución: el respecto a la dignidad plena del hombre, como quería nuestro Héroe Nacional José Martí.
Una información fechada en Brasilia refiere que "La Orden de Abogados de Brasil (OAB) pidió hoy a Cuba garantías de “trato digno e integridad física” para los boxeadores Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, quienes regresaron a la isla a comienzos de agosto tras un fallido intento de deserción durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro".
En una de sus Reflexiones, Fidel expresó la posición del Gobierno cubano al respecto: A estos ciudadanos no los esperan arrestos de ningún tipo ni mucho menos métodos como los que usa el Gobierno de Estados Unidos en Abu Ghraib y Guantánamo, jamás utilizados en nuestro país. Se les trasladará provisionalmente a una casa de visita y se les brindará acceso a sus familiares. La prensa también podrá contactarlos si ellos desean hacerlo. Les ofrecerán tareas decorosas y en favor del deporte de acuerdo con sus conocimientos y experiencia. Las autoridades brasileñas pueden estar tranquilas frente a las inevitables campañas de los adversarios. Cuba sabe comportarse a la altura de las circunstancias.

Ante las campañas que siempre se tejen alrededor de cualquier información relacionada con Cuba, al regreso de los boxeadores, Fidel volvió sobre el tema: La Revolución ha cumplido su palabra. Prometió darles un trato humano a los dos atletas, reunirlos de inmediato con sus familiares, brindarles acceso a la prensa si lo deseaban, y asignarles un trabajo decoroso de acuerdo con sus conocimientos. Hemos atendido igualmente con esmero su estado de salud, como hacemos con todos los ciudadanos.

Y como siempre lo han hecho, la Revolución y Fidel, así ha sido. No tiene que venir nadie a "exigir" lo que es parte inseparable de la ética de este país. Aquí no hay desaparecidos ni torturados ni asesinados en las calles. Los boxeadores fallaron, abandonaron a su equipo en medio de las competencias y arrebataron dos medallas de Oro seguras a un pueblo que las esperaba con mucha emoción y cariño, que es como un soldado que abandona a sus compañeros en medio de una batalla, pero regresaron y aquí están más seguros que en cualquier otro lugar del mundo. Eso nadie puede dudarlo.

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