martes, julio 24, 2007

Cuba feliz

Razones sobran para que los cubanos estemos felices. A punto de celebrar el 26 de Julio en la hermosa ciudad de Camagüey, todo el país está de fiesta, entre carnavales, playa, rock y conciertos de todo tipo, ferias, y la carga de medallas bien ganadas en los Juegos Panamericanos de Río, cuyas incicencias siguen millones en la Isla frente a los televisores, jugada por jugada... Sin estar viendo las incidencias de las competencias cualquiera sabe si los nuestros están ganando o perdiendo, según haya un silencio que puede cortarse con un cuchillo, o una gritería que rompe los tímpanos a cualquiera... y después los comentarios durante todo el día siguiente a la victoria, o si no la hay, pues la seguridad de que en la próxima saldremos mejor parados, pero siempre optimistas y confiados en que el deporte cubano, que comenzó a despegar a partir de 1959 con el triunfo de la Revolución, levantó vuelo y lo hace cada vez más alto. Ello lo confirman, entre tantas otras cosas, los intentos enemigos por desvirtuarlo, por incitar a nuestros atletas a desertar, a venderse por un puñado de dólares, y cuando algunos de aquellos que llegaron a ser grandes deportistas gracias al sistema social cubano que se lo permitió, traiciona la confianza que en ellos depositó la afición nacional, lo ponderan sin ningún rubor, mientras tratan de opacar toda la luz y el brillo de una obra cuya llama es eterna, quiéranlo o no los que nos odian.

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