martes, febrero 14, 2006

Diferencias


El pueblo haitiano votó por Preval
y exige su proclamación como presidente,
mientras EE.UU. ordena segunda vuelta y
los cascos azules reprimen a la población

Por Edda Diz Garcés

Mientras el imperio de George W.Bush amenaza, chantajea, invade, bombardea y asesina a inocentes, y sus reuniones son al estilo de la de Davos, el Foro Económico Mundial que requirió la presencia de 5.500 policías suizos, aviones de combate y helicópteros, por estos días acudieron a La Habana escritores, poetas, maestros, académicos, economistas e investigadores de todos los confines.
Ellos vinieron a exponer sus obras y experiencias, a compartir sus opiniones, a conocer las nuestras. Todos, ellos y nosotros, a favor de nuestros países, a favor de la Humanidad.
Numerosos intelectuales asistieron a la XV Feria Internacional del Libro, inaugurada el pasado 2 de febrero en el vetusto Parque Morro-Cabañas, en la capital cubana, y que desde este lunes continúa multiplicándose por el occidente para luego seguir por el resto de la Isla.
En el recinto ferial de San Carlos de La Cabaña, la mayor fortaleza española que existe en América construida entre 1763 y 1774, estuvieron personalidades de la talla del escritor y periodista argentino Miguel Bonasso; el poeta y político venezolano Tarek William; el filósofo de origen belga, Armand Mattelart; el historiador norteamericano James D. Cockcroft, o el filósofo húngaro István Mészarós.
Y también el que según muchos han dicho “se robó la fiesta”, el cantautor español Joaquín Sabina, quien declaró públicamente su amor por Cuba, entre otros tantos que compartieron estas jornadas con el medio millón de habaneros que visitaron la Feria y adquirieron más de 700 mil ejemplares.
Pero en La Habana aún resuenan los debates del VIII Encuentro de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, cuyos más de mil 500 delegados e invitados provenientes de 42 países, que en representación de las diversas escuelas de pensamiento realizaron un debate respetuoso sobre los graves problemas económicos y sociales que aquejan al mundo globalizado.
A este evento anual asistieron 10 organizaciones internacionales, así como 21 colegios de economistas de diferentes países; el ex primer ministro de Malasia Mahatir Muhammad, el destacado politólogo norteamericano James Petras, el también estadounidense Edmund Pheeps, nominado al Premio Nobel de Economía, y la Premio Nobel de la Paz, Rigoberto Menchú; los académicos John Saxe-Fernández y Jaime Estay, de México; Atilio Borón, de Argentina; y el sociólogo brasileño Emir Sader, junto a otras personalidades.
Podría citar muchos encuentros paradigmáticos. Baste cerrar con el que estará celebrándose hasta el viernes 17 de febrero: el Congreso Internacional Universidad 2006, en el que participan más de tres mil delegados de unos 70 países de América Latina, Asia, Europa y África, dos mil cubanos.
Ahora, si de fronteras hacia fuera habláramos, lo más significativo en nuestro caso sería la solidaridad con otros pueblos: miles de médicos y otros profesionales y técnicos cubanos llevan salud y saber a sus hermanos latinoamericanos y caribeños, africanos y asiáticos, por ejemplo, en Paquistán, desde que el terremoto del 8 de octubre último dejó tantas víctimas, han sido atendidos en aquel país decenas de miles de personas en las zonas de desastre.
Gestos humanitarios, altruistas. Discusiones y acciones constructivas. Integración, colaboración. Ese es el norte hacia el que apunta la brújula de los cubanos, a diferencia de aquel que desde esa posición geográfica mira al sur con arrogancia y quiere someterlo a sus mandatos imperiales.
Bajo el manto de la democracia, los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo, la administración del “señor de la guerra” es el principal violador de lo que pregona y exige.
Estados Unidos invadió y ocupó a Afganistán e Iraq bajo falsos pretextos y se mantiene allí contra la voluntad de los nacionales de esos países; sus acciones terroristas han costado la vida a más de tres mil 400 cubanos en 47 años; tortura y maltrata a los prisioneros; aplica pena de muerte a ancianos inválidos y ciegos; arremete contra a gobiernos legítimos como el de Venezuela, y trata de impedir que lleguen al poder nuevos líderes que defiendan verdaderamente los intereses de sus pueblos, como ocurre en estos momentos con las elecciones generales en Haití.
Allí no han enviado, como Cuba, médicos ni maestros, sino soldados para reprimir a los haitianos. No han ayudado a menguar la pobreza en que vive más del 80% de la población ni otros graves males que la aquejan, sino que promovieron un golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide hace dos años, y luego la ocupación extranjera, en tanto han ordenado ahora una segunda vuelta, tras la manipulación evidente de los resultados, para escamotearle el triunfo al legítimo ganador de los comicios, proclamado por la mayoría de los votantes.
George W.Bush y su camarilla quieren seguir teniendo al mundo bajo sus botas y regir los destinos de la Humanidad, pero cada vez les va resultando más difícil y son más evidentes las diferencias entre la razón y la sinrazón, entre los que luchan por un futuro mejor y los que hacen todo lo posible porque los pueblos no tengan futuro, entre los que sentencian que no hay otro mundo posible y los que más temprano que tarde lograrán demostrar que sí, porque ya está en camino.

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